La gran pregunta es: «¿Cómo será la normalidad?» Si bien nadie puede decir cuánto durará la crisis, lo que encontremos al otro lado no será comparable a lo que hemos visto como normal en los últimos años. Vamos a tener un antes y un después. Por eso tanto las empresas como las personas debemos ser capaces de reaccionar con agilidad y resolver en un contexto ambiguo sin contornos definidos.
Además, tendremos que ser resilientes para adaptarnos rápidamente a la nueva realidad y ser capaces de ver el vaso medio lleno en vez de vacío. Tenemos que ser empáticos con el otro teniendo una actitud colaborativa y de cuidado mutuo. Hoy ante esta crisis la resiliencia es una necesidad vital. A medida que se retome gradualmente la continuidad vamos a tener que ser capaces de organizarnos y de actuar en un ambiente de incertidumbre, no sólo por el estrés financiero, sino que también por el miedo a enfermarse.
Las personas y las organizaciones vamos a tener que ser capaces de tomar decisiones a través de este ciclo, buscando un equilibrio coherente con la nueva realidad. Por lo tanto, vamos a tener que ser capaces de prepararnos para el regreso. Este va a ser un gran desafío. Las empresas deben prepararse para reactivar su cadena operativa paso a paso y las personas para retomar sus actividades gradualmente manteniendo el auto cuidado y el respeto por la salud del otro. Los líderes van a tener que reevaluar toda la cadena operativa de la organización y planificar acciones contigentes para asegurar no solo una producción efectiva, sino que también cautelar la salud de las personas. Para esto vamos a tener que ser capaces de reimaginarnos la nueva realidad. Hay hábitos que llegaron para quedarse y nuevas prácticas de trabajo que van a continuar. El impacto de la tecnología, comercio on line, teletrabajo, van a generar cambios no sólo en como las personas vivimos y trabajamos, sino que también en algunas industrias y modelos de negocio. La magnitud de esta crisis creará un choque en las expectativas y necesidades de las personas y de las empresas. Los que podamos reinventarnos para lograr una visión y previsión global de esta nueva normalidad, podremos transformar esta vulnerabilidad en una oportunidad.
Hoy día es tiempo de replantearse y revisar profundas definiciones. Triste sería que esta crisis no nos permitiera incorporar nuevos aprendizajes y oportunidades de reflexión al interior de nuestras familias, equipos de trabajo y empresa. Tenemos que se capaces, por lo tanto, de reformar ciertos parámetros que nos han guiado en nuestra forma de actuar y liderar. Aún no sabemos cómo esta crisis va a evolucionar. Sólo sabemos que ya no tenemos el control. Tendremos que aprender a navegar hacia una próxima normalidad donde el trabajo colaborativo, el liderazgo empático y la creatividad serán claves. Todas competencias blandas que serán claves en esta pandemia que llegó a cambiarlo todo.