Crisis, incertidumbre, cambio… conceptos que se han repetido una y otra vez durante este último tiempo y con los cuales los líderes de diferentes organizaciones deben lidiar en el día a día. En una era en que los liderazgos en todos los ámbitos, más que nunca, están siendo sometidos a prueba, la creatividad y la colaboración surgen como respuestas casi únicas y necesarias.
¿Por qué la creatividad? Porque si algo ha quedado claro es que muchas de las formas tradicionales en que hemos venido operando, ya no funcionan o ya no nos hacen sentido. Las respuestas previamente conocidas, no necesariamente sirven. Se hace necesario “pensar fuera de la caja”, plantearse escenarios improbables, para así llegar a nuevas formas de pensar y de responder al entorno. Tampoco basta con hacer lo mismo, pero de mejor manera. Se requiere hacer las cosas de una manera distinta.
¿Por qué la colaboración? Porque también nos queda claro que respuestas individualistas o creadas entre pocos, ya no tienen cabida. Porque lo comunitario, los objetivos comunes, el esfuerzo compartido, ya han calado hondo en la sociedad y en los equipos de trabajo. Y, por lo tanto, las dinámicas de generación de ideas deben también cambiar para que sus resultados tengan sentido.
Creatividad y colaboración, puede decirse, van de la mano. Porque colaborando con otros, abriéndome a intercambiar ideas, exponiendo mis soluciones al feedback de otros, puedo ser sin duda alguna, más creativo y productivo. La colaboración aumenta cuando generamos espacios creativos. La creatividad florece cuando colaboramos.
¿Cuál es el desafío de los líderes? Generar las dinámicas e instancias necesarias para que tanto la creatividad como la colaboración fluyan. Repasando la historia de la humanidad, es lo que hicieron los Medici. Una familia italiana que reunió a actores de las más diversas disciplinas (poetas, filósofos, escultores, arquitectos, médicos, científicos, etc), para que crearan y trabajaran juntos. De aquella intersección de ideas y modos de pensamientos, surgió una de las épocas más creativas de nuestra historia: el Renacimiento.
¿Qué deben hacer los líderes entonces? Recrear estas intersecciones. Desafiar a sus equipos a pensar distinto. Ponerlos a trabajar con personas de otras áreas o incluso de otras industrias. Hacerlos salir al mundo, asistir a seminarios, tener conversaciones significativas. Hacerles las preguntas correctas, plantearles restricciones a sus propuestas, obligarlos a imaginar escenarios adversos.
Existen técnicas, estrategias y metodologías especialmente diseñadas para favorecer estas dinámicas e intersecciones en los equipos de trabajo, con el fin de generar soluciones innovadoras. Las Metodologías Ágiles, Design Thinking, entre otras, responden a esto. Finalmente, lo que todas buscan, es desafiar a los equipos para que, de manera colaborativa, generen respuestas que salgan de lo común, pues incorporan distintas visiones y son generadas a partir de diversas iteraciones con el entorno y con los mismos integrantes del equipo.